jueves, 29 de noviembre de 2012

Boltanski


Visión subjetiva de su instalación en la Untref

Latir de espejos.
El pasar del tiempo a pulsos.
Un latir constante
al ritmo de los alambres
que  encandecen y se agotan
al compás de los suspiros.
Bendicen  con imágenes
los caminos insondables
de nuestro interno.
Nos provocan. Acontecen.
Maroma infinita de desbordes
que chuzan, se arrastran,
desenvuelven
paquetes  con moños patéticos
ante quienes el placer se rinde,
vanidoso de su existencia.
Esta existencia de carnes y huesos,
de polvos y estiércol,
de calles sin salida y sin cartel,
de sueños colgados al sol hasta disecarse.
Y solo veo sombras, tal vez mi sombra,
de lo que fue tal vez una vez, o muchas…
O todas las sombras resumidas en una sola.
Porque la claridad está a nuestra espalda
y vemos solo eso,
sombras de una realidad esquiva,
fulgente, que nos muele en el giro frenético
y constante de una licuadora.

Pulso. Nuestro pulso,
que se sumerge en la oscuridad de los espejos,
 de donde emergen nuestros sueños derrotados.
Liliana Bianco

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