domingo, 25 de septiembre de 2011

ORACION DEL LUCHADOR (Cultura Tolteca)

"En la batalla de mi vida lucharé por obtener mi paz,
pelearé por conquistar mi amor.
Si herí injustamente, haré que me perdonen.
Si alguien que quiero se aleja, lo volveré a acercar a mí.
Si he perdido la fe, la buscaré y la encontraré.
Trabajaré para ir conociendo la verdad,
me ganaré día a día la esperanza,
y si quiero alegría, pelearé sin tregua en la batalla.
No dejaré que nada ni nadie pueda oscurecer mi luz.
Pido el poder que me sostenga en mis caídas amargas,
que me ayude a encontrar a los seres que amo,
porque no espero que me den, sino ganármelo.
Y si es necesario, aprenderé a pedir perdón.
Y si es justo, sabré morir por aquello que quiero."

¡Gracias Silvana!


sábado, 24 de septiembre de 2011

ORACION DE MAHATMA GANDHI

Señor
Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes
y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.

Si me das fortuna, no me quites la razón,
Si me das el éxito, no me quites la humildad,
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla,
No me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.

Enséñame a querer a la gente como a mi mismo
Y a no juzgarme como a los demás. No me dejes caer
En el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia
que precede al triunfo.

Enséñame que perdonar es un signo de grandeza
Y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si
La gente me ofende, dame valor para perdonar.

¡Señor… si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mí!

LA LLUVIA

Esa mañana desperté en la penumbra. La luz se había fundido con una niebla espesa y oscura que los rayos del sol no podían penetrar. Mis piernas adormecidas no obedecían a mi cerebro; las manos tampoco; los ojos, daba igual… No había nada que ver o, mejor dicho, lo único que hubiesen visto era eso: la nada.
El cuerpo entero no respondía a mi cerebro y mi mente estaba muy cansada. La emoción, tirana, me había hecho su presa y toda la energía de mi cuerpo se derretía, se disipaba en esa infranqueable oscuridad que me rodeaba.
No era yo la que ustedes conocen; era la que nunca llegarán a conocer, o tal vez conocen e ignoran, como a veces, cuando puedo, ignoro yo.
Allí, tumbada boca arriba, con los ojos apenas cerrados. Las nubes cada vez más prietas, más negras cada vez. Luego el hechizo: el rayo desencadenador que con su fogonazo encandiló mis ojos cerrados. Al momento el fragor de mil derrumbes que aturdieron mis oídos dormidos y estremecieron mi cuerpo agotado…
Y al fin la lluvia. Se inició en unas lágrimas secas que rodaron por mi cara y poco a poco, más rápido cada vez, se convirtió en fresco aguacero y desató en tormenta de alerta, en furioso temporal.
Inundó mi corazón, despejó mi mente, lavó mi alma y el viento enloquecido se llevó mi tristeza a otra parte, muy lejos, donde espero que nadie la encuentre, ni siquiera yo.
LB

lunes, 19 de septiembre de 2011

EL RETORNO

¿En que oculto recoveco perdí mi independencia? Su sabor espléndido. Su extraña adrenalina. Esa sensación tan parecida a la libertad. (Solo por hacer una figura y que se me entienda. La libertad no existe. Es una vaga invención de la Revolución Francesa. Totalmente impracticable.)
Hoy, que la estoy recuperando en su totalidad me siento feliz, me veo posible, me imagino espléndida. No puedo verlos en estos momentos pero sé positivamente que hasta el brillo de mis ojos ha cambiado y todo mi rostro sonríe a la vida, como hacía tiempo no lo hacía.
Hoy, de nuevo, nuevamente, renovadamente, me siento merecedora de esta vida magnífica que se me muestra una vez más como una fiesta colmada de manjares, algunos amargos; y un horizonte mutable que me invita a cada instante a seguir el camino, mi camino, único, privado, exclusivo, irrepetible.
A mis espaldas dejo la duda; la incomprensible sensación de no sentirme una, una conmigo, una con el todo. Atrás dejo los retazos de un tiempo que no era el mío, de un lugar que no me pertenecía, de un espacio que aún con mi presencia estaba vacío.
Con la frente ávida de la caricia del sol, con el cabello sediento de brisas, con el corazón exultante ante el posible chubasco o la tormenta renovadora, con las cartas y el astrolabio en  mano para no perder el rumbo que anida en mi mente despliego las velas como alas que me llevaran al próximo puerto, ése que me está esperando.
LB

sábado, 17 de septiembre de 2011

ENSAYOS VISUALES


Ancestre
Los ojos. Los siglos. Las brumas lejanas.
Mujer de caminos angostos y plegarias detenidas.
Suspiros añejos de amores olvidados.
Ansiosos encuentros. Desencuentros frustrados.
Amargas y dulces las frutas de tu árbol.
Perplejidades de sueños que fuiste evitando.
¿Sueñas aún o solo has bajado los párpados?
Parientes de pares que aún no se han develado.
No ríes, no lloras, no miras a un costado.
Pupilas sedientas, desiertos de penas, vergeles ignorados.
¿Me quieres? ¿Me dejas? ¿Me sigues? ¿Te sigo? ¿Camino a tu lado?
Las deudas del día, la noche ha cobrado.
Te miro a los ojos y se paraliza mi mano.
Liliana Bianco
Gracias José por convocarme!

LETICIA

Leticia
Es difícil esto. Se me está haciendo cuesta arriba cuando en realidad voy rodando barranca abajo como una pelota de trapo envuelta en felpa. Dicen que cuanto más alto subís más ruido hacés al caer. Seguramente no es mi caso, mi descenso es suave, imperceptible, mudo, casi poético, (¡Mandate un poco la parte, total! Nadie escucha) ¿Y Dios? (De tan viejo le aqueja la sordera me parece).
 Voy a poner la pava. El mate es buena compañía (¡A falta de algo mejor!). ¿El timbre? ¿Es el timbre? Puede ser, voy a ver… ¡estas pantuflas me tienen harto con su plaf, plaf indecente! Y las baldosas, intrigantes heladas, cuentan mis pasos: uno, dos, tres, cuatro… la puerta cada vez está más lejos. ¡Qué cosa las cosas! Parecen entes autárquicos. Hoy están aquí, mañana más allá, pasado ¡¿quién sabe?! Quizá ni siquiera estén. Juegan a las escondidas conmigo. ¡Cómo si yo tuviera tiempo para jugar!
La mirilla se ha empequeñecido, casi no se puede ver qué hay del otro lado. Debería abrir y ver. ¿Las llaves? ¿Dónde están las llaves? ¡Dónde se han metido! Mejor no. No abro nada. ¿Para qué? El timbre debe haber sonado en mi cabeza. A mi cabeza se le da por esas cosas.
¿En que estábamos? ¡Ah, sí! En la lectura: La guerra y la paz. La guerra y el hambre. La guerra y el miedo. La guerra y el estruendo destructor. Los mendrugos como rocas, solo aptos para roer; las ratas; la humedad de la piedra; la picana siempre lista como boy scout del infierno… los ojos de Leticia, llamándome, esperándome. (¡Sí, ya sé! La promesa que te mantuvo vivo.)
¡Qué frío! (¿Decís frío y estas sudando?) ¡Calláte vos que no sabes nada! Nada de nada. Solo estorbar. ¿Por qué mejor no me decís dónde está la manta en vez de taladrar mi cerebro? Habrase visto tipo más molesto…
¡Qué oscuro está todo! Debo haberme quedado dormido. ¡Leticia! ¡Leticia! ¿Por qué no me despertaste? ¿No ves que ya es de noche? ¿Y la cena? ¿No preparaste nada para cenar? ¡Mujer, que tengo hambre! ¿Dónde te has metido? ¡Mirá la pava! Toda negra. ¿Será posible que seas tan distraída? ¡Leticia! ¡Leti…! (Leticia ya no está viejo, y dejá de llorar como un marrano. ¿Estás seguro que te condecoraron a vos? ¡Vengan, vengan todos, miren al héroe de guerra de las mil medallas llorar como una niña!).
¡Te dije que te calles! ¿En qué idioma hablo? Leticia se fue, ya lo sé. Pero va a volver. En cualquier momento. (Si eso te hace feliz… Entonces, ¿por qué lloras?). ¡No! ¡Te digo que no! No estoy llorando. Es que leer mucho me irrita los ojos. (Sí, ¡claro! Ya veo).
(Por de pronto si querés comer algo va a ser mejor que te pongas en campaña). Sí, tenés razón. No sé que le anda pasando a esta mujer. Mirá, fijáte, ni siquiera hizo las compras. Si hay algo que le sobra a esta heladera es espacio. Y esto ¿qué es? ¡Puaj!  Mejor lo mando a la basura. ¿Dónde está el tacho? ¡Ah!, acá está. ¿Quién lo habrá cambiado de lugar? ¿Y esto? ¡Cucarachas de porquería! ¡Cómo se atreven!
Veamos que hay por aquí. Una lata de atún. Bueno, no estamos tan mal. (¡Ni que hablar! ¡Bocato di cardenale!). ¡Mirá! Acá hay pan (De tan verde parece queso roquefort.) ¡¿Por qué no te callas?! El abrelatas debe estar por aquí. ¿Ves?
(¿Dos platos?) Ella va a llegar en cualquier momento, te lo dije. (Esperá sentado viejo. Tus piernas ya no están para estos trotes) ¡Dejá de tomarme el pelo! (¡Nunca me atrevería! Pero sabélo de una buena vez: de donde está Leticia no se vuelve hermano. ¡No llores sobre el atún que ya tiene bastante sal! Y la sal no es buena para tu salud.) ¡A quién le importa! (¡A mí! ¡Pero claro, a vos te importa un comino que a mí me importe!) ¡Tal cual! (Llorá, llorá si eso te hace bien. Después de todo, ¿Quién te vé? Yo, que no puedo separarme de vos aunque quisiera. Pero no quiero, ¿sabés? Y Dios, de tan viejo, también debe estar ciego. Así que, no hay de qué preocuparse. ¿Quién te va a cuestionar?) Vos. (No, ya no…)
Leticia, Leticia. Si vos no salías ni a la puerta sin mí ¿Cómo es que te fuiste sin decirme? ¿Cómo no me pediste que te acompañe? Seguro estás perdida y yo acá penando. Y yo acá sin saber qué hacer contigo, sin saber qué hacer conmigo…


Lorelei

RESULTADOS DEL SEGUNDO CONCURSO DE CUENTOS/NARRATIVA DE EDITORIAL PS‏

GANADORES:
1.- primer puesto: "Leticia" seudónimo: Lorelei.
2.- segundo puesto: " Naranjal” seudónimo: Irupé 
3.- tercer puesto "Capdevilla” seudónimo: Maby.

domingo, 11 de septiembre de 2011

¡Feliz Día!

El educador mediocre habla. El buen educador explica. El educador superior demuestra. El gran educador inspira. (William Arthur Ward)

Enseñar no debe parecerse a llenar una botella con agua, sino más bien a ayudar a crecer una flor a su manera. (Noam Chomsky)

Cada ser que se cruza en nuestro camino es un maestro. Ellos no lo saben. Nosotros, las más de las veces, tampoco. Pero han dejado su huella en nuestro andar.
A todos ellos, a los amigos conocidos, venerables maestros, y a los anónimos. más venerables aún. ¡Muchas Gracias!3521139978 d72eee539f Frases celebres para el dia del Maestro

La vecina de al lado

¿Qué extraño ser mora en ella a la luz del día? ¿Qué espíritu extraordinario muere cuando el alba la posee sin demoras? Morándola la noche, habitándola el día. Muriendo. Resucitando.
Baldea los martes la vereda (muy, muy, pero muy temprano; antes de que yo amanezca). Está tan fría el agua que me parece escuchar los hielos que caen queriendo freezar la escarcha, y a la escoba frenética que en su histeria los desparrama bien parejitos. Podría asegurar que los martes despierto más temprano.
Tiene los cabellos largos y ensortijados: uno blanco, uno negro, todos grises.  Brillan plata y hematite, nostalgias de antiguos espejos aztlanes.
No se encuentra color en sus ojos; miran inexorablemente hacia adentro.  Sin indicios, nada sugieren, ni aun decorriendo la mantilla que los cubre.
Sabe que estoy al pendiente de sus movimientos. ¿Sabe? La percibo mirándome, blandiendo lentamente su tronco como un látigo que desplaza todo el aire helado de la madrugada, llenando su voz todo el espacio de la enclenque glorieta que se desmorona en el patio.
Podría estar desnuda. No alteraría en nada la túnica que en su intento de cubrir se desliza como alas que abrazan y se desabrazan, ululando bajo el encanto de las estrellas, hechizadas las pupilas que no conocen la luz.


De lunes a viernes, ambas conjugamos nuestras sendas salidas matinales.
Siete treinta en punto: con mi portafolio marrón y mi kilt más allá de las rodillas, doy vuelta la esquina de mi casa.
Siete treinta y tres en punto: ella saliendo, yo pasando, se cruzan nuestras miradas. Su dulce voz pintada de rojo pregunta lo mismo cada mañana. Mi mirada pintada de negro responde lo mismo cada mañana, afanados mis ojos en sacar lustre a las puntas de mis zapatos.
Siete treinta y seis en punto y aquí vamos. Trajecito negro sastre, casquito con tul, zapatos aguja, altos bien altos, guantes, bolso y boca rojos, muy rojos; uniforme gris, botines negros, suelas febo, azules las medias y la vincha de streech en los labios.
Su sonrisa, dulce como el almíbar de los pastelitos de la abuela, los ojos chisporroteantes como minúsculas fogatas de Pedro y Pablo. Su andar  ¡tan fino, tan elegante!
¿Qué espíritu extraordinario muere cuando el alba la posee sin demoras? ¿Qué extraño ser mora en ella a la luz del día? Habitándola el día, morándola la noche. Resucitando, volviendo a morir.
LB

sábado, 10 de septiembre de 2011

RAZONES

Porque tengo razón,
Que no tengo razón,
Que me falta un ojal,
Que me sobra un botón.
Porque sí
Porque no…
(Canción Popular)

Cuando en nuestro andar por esta existencia hacemos algo que parece no estar de acuerdo con el entorno, siempre se busca una “buena razón” que haya provocado nuestro acto “fallido”. En verdad cuando decimos una “buena razón”, nos referimos a que posea el poder de justificarnos, una “razón buena”, con una finalidad que pueda ser aceptada por la ética y la moral de la sociedad a la que pertenecemos (o no), que se encuadre en la reglas del juego impuestas por el grupo donde nos movemos y desarrollamos. De no ser así, endosamos automáticamente la responsabilidad que recae inevitablemente en el afuera.
Podemos pasarnos la vida buscando “buenas razones”, y de seguro vamos a hallarlas. Puedo tener “buenas razones” para TODO, incluso para las acciones más atroces; es más, puedo argumentar y justificarlas por completo. La historia de la humanidad tiene ejemplos sobrados sobre el tema.
En esto perdemos de vista que cada uno de nosotros hace lo mejor que puede en cada instante de nuestras vidas y que equivocarse es parte de nuestro aprendizaje; que somos más que un cuerpo y una mente, que nos invaden emociones que las más de las veces no podemos controlar con facilidad; que tan solo somos el “top model”, el más sofisticado, de la creación o de la evolución, como prefieran, y que nuestras acciones o inacciones son nuestra vida, y de eso se trata: de vivir.
Lo que haya después de la muerte poco importa si cuando llegue nos encuentre vivos y no a la deriva en un mar de razones que ante ella gozan de una intrascendencia fatal.
La vida es una fiesta. Somos sus invitados a un banquete de proporciones extraordinarias que podemos disfrutar en todos los sentidos, buenos o malos. Cuando nos cerramos desde el intelecto, cuando nos protegemos en exceso, solo nos perdernos de oportunidades, experiencias diferentes, nuevas sensaciones. Cuando el miedo nos paraliza, perdemos instantes preciosos y únicos que jamás regresan; nos envolvemos en una invulnerabilidad que no es tal y que poco nos sirve a la hora de balancear nuestra existencia, solo suma cierta inmunidad a ser feliz, nos abate el arrepentimiento por la no acción y el no saber a ciencia cierta cómo pudo haber resultado.
Alguien me dijo una vez, tal vez citando a otro que no mencionó o que yo no escuche: “Solo se explica el fracaso, el éxito no tiene palabras.” Razonable, ¿no? Uno debe tener una “buena explicación”. Lo importante es que esa explicación no debe caer en responsables ajenos a nosotros ya que estemos parados donde estemos, nosotros lo decidimos así. Nadie nos obliga, y si nos convencieron de hacer o no tal o cual cosa, la elección última fue nuestra no de quien nos aconsejó.
Explicar el fracaso, con toda la sinceridad de la que somos capaces es lo que nos permite crecer; explicar, no justificar; ver con claridad en donde radicó el error es lo que nos abre el camino a no volver a cometerlo y a liberarnos de él.
Se trata de VIVIR, de no perderse de nada, de ningún detalle: la mirada del amante, el llanto del primer aliento, la gota de rocío deslizándose lentamente hasta caer, el canto de un pájaro a la madrugada, el abrazo del amigo, la caricia del viento o su cachetada, el sol, la luna, el agua, que cumplen su ciclo sin inmutarse, sin preguntarse si nosotros, los grandiosos humanos nos percatamos de ello. En ver que cada emoción, cada deseo, cada movimiento que surge de nosotros va más allá de nosotros mismos, recorre todos los intersticios del universo y regresa a nosotros con la fuerza acumulada del recorrido como un búmerang.
Ser conscientes que somos cocreadores en un mundo que mejora o desmejora con cada una de nuestras respiraciones, más allá de lo que hagan “los otros” los creadores de guerras y rencores, cercenadores de vidas sin autoridad, males necesarios que existen para hacernos ver y elegir nuestro camino.
Las leyes universales se cumplen a rajatabla. Al Universo no le va tan mal en su curso, a la Naturaleza no le va tan mal bajo su gobierno. Pero nosotros tenemos libre albedrío, tenemos elección y somos responsables por cada una de ellas.  
Se trata de VIVIR, Amigos. Sola ésta es una buena razón en sí misma que emparda cualquier otra. Y Vivir es una elección que nos permite recibir a la muerte como a una amiga que nos arrullará en nuestro sueño y nos acompañará a nuestro hogar primigenio; nos permite cerrar los ojos y sonreír con satisfacción de haber cumplido con una etapa más, sin el sabor amargo de ver las cosa que hubiésemos podido hacer de habérnoslo propuesto, de haberlas elegido…

LB

JOSE CURIA EXPONE “ENSAYOS VISUALES”



30  Colages -30 Escritores;
Adriana Medina, Adriana Desteffanis, Adriana Iglesias
Antonio Scuderi, Ana Maria Gomar, Alicia Massera,
Alejandra Achi,Carlos Lo Re, Claudia Montemartini,
Diana Altavilla, Hector Ronquillo, Nilza Leguizamon,
Nelly Quintas,Maria Fernandez, Marcela Santanton,
Mabel Massio, Marta Rodriguez, Liliana Bianco,
Jorge Spinetta, Isabel Sassone, Iliana Gavinoser,
Olga Ibalo, M.Teresa Dri, Marcela Minakowski,
Ricardo Tejerina, Rolando Ramondetta, Susana Boyadjian,
Susana Crespo, Silvia Mendoza, Silvia Carrera, Kelly Gavinoser


Cuando se trata de hablar de José Curia algo se vuelve complejo y placentero a la vez.
Cuando se trata de hablar del Quijote, la complejidad torna ritmo y ética.
Es que el Quijote de todos, el Quijote que cada uno lleva dentro, hace al de Curia engrandecido en su andar, en un decir  musical.
En sus pinceladas pone en juego la ética del caballero que sale y regresa a la tierra que lo nutre en la alternancia de las notas del pentagrama cuando fuerza a la materia a ubicarse en algún espacio que la aloje y la vuelva algo para decir al mundo.
Este encuentro entre plástica y melodía es el que me sugiere el caballero que pinta y el caballero pintado. Ambos creen seguramente que algo se traza en la ruptura con el orden dado, orden ficticio cuando no responde a la hidalguía del hombre, hombre genuino en sus valores, en su humanidad.
Intento no pensar demasiado cuando se trata de hablar de Curia. Intento más volcar en palabras el sentir sobre su obra que deshabita lo trillado y se mete de lleno en convocar al espectador en sus propias luces y sombras. Por ello un quijote salido de sus manos no es más que un autorretrato de sus propios y estupendos desafíos.
                                                                                                     Diana Altavilla

VIERNES 16 DE SETIEMBRE- 19hs
SALA DE LA DIRECCION DE CULTURA
“INTENDENTE HEREDIA”
Valentín Gómez 4726 Caseros

viernes, 2 de septiembre de 2011

ÉL FERNANDO, ELLA JOSEFINA.

                          No les sobraba nada
                carecían de todo menos de coraje,
 buscaron en el horizonte ese país de ensueño
                     esa utopía cotidiana.
      Tenían vividos muchos crudos inviernos
           ruidos de hambre en sus cuerpos
el amor abrigó sus desnudeces y sus sueños.
Él, supo ser huérfano cuando recién estrenaba
sus pantalones largos y su chaqueta de hombre;
               suela con ventanas, sus zapatos
          gambeteaban la nieve y los guijarros.
Se montó a los oficios descalzo y sin lectura,
               apenas sabía escribir
pero le alcanzaba para emprender la aventura
fare la América era su meta, y sin más se fue al mar.
 Se embarcó con tres camisas gastadas,
dos pantalones viejos y un par de zapatos rotos,
dejó su Calabria natal, su Sila tan arbolada…
Recorrió mares nuevos acompañado por enjambres de gaviotas
y de otros paisanos cantando “Oh Sole Mío!
 Era su himno de esperanza, di pronto ritorno…
Cruzó el océano con el asombro diario de tierras lejanas
      La luna guiaba su destino de inmigrante
El sol le tostó las  ansias y le pobló de callos  las manos.

Ella, tímida pero decidida, alcanzó a su hombre
un año después, lo amaba, se amaban.
 Se embarcó con tres hijos, y un baúl colmado de ilusiones,
él la esperó en el puerto
se abrazaron largamente sellando sus vidas de por vida.
Así,  a continuar su nueva larga historia, en esta tierra nueva,
trabajando codo a codo desde los primeros guiños del alba
hasta el azul oscuro de la  noche muy noche,
De la pieza alquilada en un conventillo a la casa propia
entre sudores, sacrificios y privaciones,
se dieron tiempo para el amarse y dos soles nuevos
completaron la  prole de cinco que iluminaban sus sueños.
Fueron padres, maestros, amigos  y guías
de ellos aprendimos la vida, los oficios y el amor
en la escuela, las letras y los números.
Un día como es natural e irremediablemente sucede
partieron,  se fueron, no nos dijeron a dónde
pero supimos que sus almas volvieron
montadas en sus recuerdos, en alas de sus nostalgias
a su siempre querido San Giovani in Fiori natal,
pero igual,  yo sé que están cerca, tan cerca, como aquí mismo,
Nunca les dije adiós porque se quedaron dentro mío.

 Siempre, así  los tengo presentes a  Fernando Curia   
y a Josefina Loria, mis padres!!!
                                                     José Curia.

Gracias José por compARTIR

ABCHANCHU


Abchanchu

Hosco y triste. Triste y hosco.
Quebradizas hojas de otoño.
Ásperas rocas en los cerros.

Tristeza ceñuda que se expande
como un manto de cobre
entre él y el cielo,
que se contrae hasta el hartazgo
de dolores sin duelo,
de lágrimas sin llanto,
de peligrosos recuerdos.


Chope de fandangos y de capas,
de espadas y de entuertos.
Aullidos de viejos cantaores.
Graznido de penas.
Alhóndiga de prósperas miserias.
Entinte de submundos eocenos.

Está pero no está. Es un fantasma:
de carnes, de pieles, de huesos.
Cual poderoso dios de los infiernos
se funde en la tierra de los Andes,
guardián de polvorosos misterios.
Expira cerca, inspira lejos,
espeluznante y fétido su aliento.

Triste y hosco. Hosco y triste.
La soledad tatuada en el rostro.
El vacío instalado en los ojos.

Va por ahí. Vaga. Se desangra.
Va, pero anda; anda pero corre.
Escapa… Trilla sensaciones,
evade sentimientos.

Y el olor a almizcle.
Y el corazón ensartado en mil puñales.
Y millones de astillas en el alma.

ZUPAY


RESULTADOS DEL SEGUNDO CONCURSO DE POESIAS DE EDITORIAL PS
1.- primer puesto: "Moro" seudónimo: Akainik

2. segundo puesto: " Final Feliz” seudónimo: Eva
3.- tercer puesto empate entre: " Abchanchu” y “Pensando Suicidarme” seudónimo: Zupay y Jorge de León respectivamente.