Mi participación:
HABLANDO DE AMORES
¿Por qué escribo? Para que puedas escucharme desde
el principio hasta el final. Sin que una mala mano me calle, o me tire al piso, o me salte un diente, o haga que me
muerda la lengua.
Es muy breve. No vas a perderte una copa por leerla.
Después de todo es una carta de amor. Sí, de amor.
Hay amores que te rejuvenecen. Hay amores que te
transportan a lugares insospechados. Hay amores que te vivifican. Hay amores
que te hacen tocar el cielo con las manos. Y
hay amores, como el tuyo, que te llevan de paseo por todos los anillos
del infierno.
Yo no me daba cuenta. ¿Sabés? ¡¿Podés creerlo?! Yo
entendía que estaba bien, que el alcohol es cosa de hombres y que es cosa de
hombres pegarle a una mujer. Porque te quiero te aporreo, ¿no? Yo creía todo
eso. Me habían hecho creer que era así y, mea
culpa, yo me lo creí. Todito me lo
creí. Hasta ayer me lo creí. Sí, hasta ayer, cuando el médico me dijo: La felicito señora, va a ser mamá. Y una ternura me caló hondo, se
me enterró profunda en el alma, inquietó mi corazón. ¡Feliz! Estaba feliz. Iba a casa feliz para contarte y hacerte
feliz, tan feliz como yo me sentía, y pensaba: Tal vez ahora tenga una buena razón y deje el trago, y podamos ser felices juntos y...
Los pensamientos se fugaron con tu bienvenida. Esa
que me diste y que llevo y llevaré por unos días estampada en mi mentón y en mi
ojo derecho; y grabado eternamente en el alma el rodillazo que plantaste en mi
vientre cuando casi me caí, y ese hilo caliente que se deslizó tímido por mi
entrepierna y manchó mi pantalón.
Sí, mi amor. Hay amores que matan.
Yo quiero decirte que el tuyo no puede conmigo. Ya no. Y que no va a poder.
Tal vez no la leas nunca, siempre tan borracho como
estás. Capaz ni te des cuenta que es para vos. De lo que sí vas a percatarte,
tarde o temprano, es que yo ya no estoy.
Liliana Bianco
No hay comentarios:
Publicar un comentario