martes, 16 de septiembre de 2014

Merceditas


Merceditas

“LLegaste hasta mí como una rosa muy blanca para dejarse deshojar entre tus manos y morirse así, muy dulcemente, casi con placer. No puede ser de otro modo, pues solamente las montañas no se encuentran, pero las personas sí y si puede ser que alguna vez nos encontremos, ya sea en esta vida o en la otra, siempre será grato tener un recuerdo amable de todo.” (Ramón S. Ríos)


Pienso en un brocato ¿por qué no algún encaje?
Jugando con el terciopelo verde de mi casaca.
Apenas un detalle, unas flores, no más.
Blanco no, ya no más blanco,
ya no mi cabellera al viento.

1940. Te recuerdo. Tu traje cruzado,
el pelo a la gomina. Un tango.
Las miradas firmes, inseparables.
El arrebato. Tu mano dibuja en mi espalda
las figuras que se sucederán en la cadencia.
Mi corazón late con fuerza
enredado en los acordes.
Tus ojos que no me sueltan
Los míos que se sujetan…

1941. Los anillos. Mi llanto.
El hachazo de un no irreparable
detiene tu latir, te parte el alma.
Tus cartas, tus visitas… a veces las extraño.

Tu Merceditas suena en la radio.
Sé que hablás de mí y sin embargo
Mi corazón te ama sin amarres.
No los quise, no los quiero.
Tus cartas… a veces las extraño.

1945. Ya no te escribo,
Desato los soguines.
Ya no más esperanzas.
Vos debes seguir con tu camino
Y yo con mi andar en solitaria

Se dice de mí…. ¡Y qué me importa!
¡Hace falta tan poco para dar qué hablar!
Me gusta como soy, me gusta como sos.
Solo esta contradicción me dio la vida.
Sola yo con mi castigo.
Yo aquí, en mi Humboldt.
Merceditas, tu Merceditas,
suena en la radio.

Solo dos, una de brocato, otra de encaje.
Verde agua, verde pálido la una,
La otra verde brillante.
Las dos prendidas en la hebilla
Que recoge mi cabello.
Blanco no, ya no más blanco,
Ni trigal mecido al viento.

1995. Tus palabras. Las extraño a veces.

Tal vez en el cielo aún me estés esperando.

Liliana Bianco






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