miércoles, 11 de junio de 2014

Inacabado

Hoy, 11 de junio de 2014, cuando nuestros relojes marquen las 23:40 de este huso horario, se cumplirán mis 57 años ininterrumpidos de esta vida, mi vida en este planeta. Simultáneamente o un segundo después, se iniciará el tercer año de mi séptimo ciclo.
Horas, minutos, segundos, tiempo y espacio creado por nosotros para medir, sutil paradoja, nuestra supervivencia eterna. En esta escuela las cosas las hemos hecho así.
Todo efecto tiene una causa, todo cambia, todo tiene un ritmo, todo tiene su par de opuestos, todo vibra, todo hace espejo con su correspondencia, todo es mental. Lo enseñaban los herméticos que ya abren sus puertas para todo aquel que quiera oír...
Aprendo mucho. Nunca pierdo. Siempre  gano. Me extravío muchas veces y me reencuentro otras tantas un poco diferente. Me he juzgado a veces con negligencia y otras, las más, he abusado de mi severidad en cada autojuicio emitido. Trato desde lo profundo del ser seguir los pasos de mi Ser que sí conoce bien la ley del Amor que mi humanidad desfigura,  no he dejado ni dejaré de intentarlo, ni siquiera ante los numerosos fracasos aparentes.
Sé que el mundo puede cambiar. Para que eso sea posible necesita que nuestras individualidades cambien. Sé que no hay carros triunfales y los que así se dan en llamar son solo formas de esclavitud llevando los corderos, mansos y por propia voluntad, al mismísimo matadero.
Sé que para que cambien nuestras individualidades debemos modificar nuestra educación, a tal punto, que nos permita abandonar lo que enseñamos y aprendemos que rayando en lo absurdo, sin notarlo, seguimos el mismo sendero que nos ha conducido hasta aquí, una y otra vez, sin detenernos a mirar el tendal que dejamos. Nos preguntamos hasta el cansancio por qué todo sale mal si hacemos las cosas bien, ¿Bien?
Sé que nos es fácil enseñar a las personas que nos rodean a pensar por sí mismas porque no les damos los elementos para que puedan hacerlo, porque las más de las veces no los tenemos. Debemos reinventarnos. Es claro el concepto, no lo hemos aprendido y los que saben no se arriesgan. No es fácil dominar a las gentes que piensan; que razonan; que ven con su mirada particular; que no quieren ser determinados en ningún régimen; que solo cuestionan en base a sus conocimientos, deficientes pero válidos,  y no sobre sus prejuicios; que conocen el respeto y lo aplican; que viven de acuerdo a sus códigos; que como todo cambia, también cambian ellos.
Ambición y pre-juicios, pésima combinación.
Sé que hay guerras y muerte y destrucción. Sé que la Tierra está cansada y en su agotamiento se rebela. Sin embargo, nadie hace alusión alguna al vaciamiento de sus entrañas que emerge sobre su faz contaminándola. Sus rebeliones son actos de supervivencia. Deberíamos saberlo, ni siquiera de venganza, la tierra no sabe de eso.
Hoy, con amor, agradezco, en primer lugar a mi cuerpo, que como la tierra, soporta estoicamente mis contradicciones mentales, anímicas, emocionales, y me acompaña, sobrellevándome. Buen amigo y compañero increíble, que sabe que conmigo no tendrá paz hasta que esto acabe, y resiste, y se aviva a cada uno de mis deseos. Tal vez es en él donde más se detecta el paso de este tiempo ficticio. Los cabellos que se destiñen, la piel que ya no es tan tersa, los huesos que necesitan precalentar para enfrentar la jornada porque ya no hay suficiente lubricante y sí más peso que soportar. Pero él no me abandonará hasta que no haya cumplido mi tarea.
Eso puede producirse en cualquier momento, lo que quede pendiente entonces habrá sido vanidad, error de elección. Nada más.        O solo un buen motivo para regresar.
Agradezco a todos mis maestros, cada cual en lo suyo, a vos, que sos parte de este grupo innumerable que yo reduzco a Uno y solo por convención hablo en plural; también a los que creen no saber de mi existencia, de seguro forman parte de mi aprendizaje. Espero en cada caso haberlo retribuido debidamente.

Vivimos una época de grandes cambios. En apariencia más veloces que nuestra mente... No nos engañemos, hemos aprendido buenas y malas cosas, una de ellas, son los límites.
Vivimos persiguiendo cosas que no necesitamos que ni siquiera podemos disfrutar.
Tarde me di cuenta que ese no es el plan, todavía me olvido a veces y me dejo tragar por la vorágine.
El conocimiento sin la acción no tiene resultados, solo es vana palabrería.




Como dije, sé que continuaré por estos lares un rato más. No sé cuánto y no me importa. Deseo profundamente que cuando me vaya haya fiesta, y buen vino, y buena música; solo por respeto no prohíbo el llanto, pero si se evita, mejor. Al fin y al cabo es mi fiesta de graduación y esto no es triste.            También es la de ustedes.


LB

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