sábado, 24 de mayo de 2014

X ENCUENTRO NACIONAL DE NARRATIVA CUENTO CORTO - BIALET MASSÉ - 15-17/05/ 2014





Rodeada de la magia  de Punilla (Córdoba), la calidez de los participantes y la excelente organización, participé del X Encuentro Nacional de Narrativa, realizado por La Hora del Cuento, puntualmente por Daniela Selene Lorenzini Sánchez, con la colaboración de Miguel Aguilera. 

Comparto con ustedes algunas instantáneas, lecturas y paisajes.




Sede del encuentro: 

FATIDA Hostal Colonial Serrano



Paisajes

 Flores


Lecturas


Zapatillas Violeta

“No hay esperanza duradera en la violencia
Solo un alivio temporal de la desesperanza”
(Kingman Brewster Jr)

20 de abril de 2014
¿La viste a esa pendeja? ¿De qué se las da? Era para romperle esa cara bonita que tiene. ¡La mataría! Siempre tan suavecita, tan lady, con sus zapatillas violetas. Se la cree nomás, la muy pajera. Mirá que soplarme a mí, justo a mí, el flaco ese. Me las va a pagar y no le va a salir barato el chiste.
¡Cómo me gustan esas zapatillas! Estoy juntando, pero está difícil. Los otros días hice la cuenta. Tendría que encamarme con cuarenta chongos y así y todo no 
me alcanzaría. Además más de uno la quiere sin pagar, como ese turro que encima me pegó y no me dejó una moneda. Si será bruto. Pero esto no va a quedar así. No, chicas. Tengo un plan.

24 de abril de 2014
No puedo parar de llorar. No puedo sacarme de la cabeza que todo fue mi culpa. Pobre Naira, pobrecita.¡ Está tan quieta! Apenas respira gracias a todos esos enchufes que tiene. Yo sabía. Le tenía que haber dicho. Por eso le pedí a Juan que me pasara a buscar. Yo sabía que la Negra no se iba a quedar con las manos cruzadas. Debía haberles advertido, a ella y a Sofía. Pero sobretodo a vos, Naira, que encima me defendiste y yo…. ¿Podrás perdonarme?

29 de abril de 2014
Se murió la puta esa. Podría haber tenido la decencia de bancársela. Nunca pensé que fuera tan flojita. Por un par de golpes y unas patadas… Cambiaron la carátula del caso: "Homicidio doblemente calificado por la participación de una menor de edad y por concurso premeditado de dos o más personas" Creen que soy tarada y no sé lo que eso significa. Esto de pensar que me las hagas después de muerta, Nairita, me hierve la sangre. ¡Linda manera de vengarse! Pero ¿sabés qué? Tengo tus zapatillas y me quedan súper...


Liliana Bianco



DOÑA VAINILLA SAN LORENZO

Cuando un inadvertido se topa conmigo me saluda con una serie de palabrotas que mi buena educación no me permite repetir. Hoy casi todos los transeúntes me saludan. Hoy llueve. Algunos son conocidos.

Soy una Vainilla San Lorenzo de pura raza y desde la cuna me enseñaron que no debo hacerme cargo de los errores de los veredistas, aun cuando ellos digan que estamos mal terminadas y por eso nuestra colocación es un desastre. ¡No señor!

Mi compañera dice que es mi culpa porque se me ve tan bien acomodadita que a nadie se le ocurre esquivarme; pero, mis amigos, la elegancia ante todo. Como les dije, soy una Vainilla San Lorenzo, una dama de pura cepa y aprendí muy bien los protocolos y a disimular cualquier defecto en pos de la salud de mi honorable apellido.
Ahí vienen ellos, Abelardito y la mina de ojos tristes, la que dijo la gitana.

 Lo de Abelardito es una broma, mide casi trece veces mi tamaño, y aunque ella dice que no es ella la mujer de la que  habló la gitana, yo sé que sí. Lo sé de primera mano. Fui testigo del abordaje de la quiromántica bajo este mismo farol que ahora me hace un guiño.

Me encanta verlos apurados cruzar estas esquinas, saltar al cordón, caminar casi corriendo con un ansia desesperada, con unos deseos profundos incapaces de ser colmados, con esa agitación propia del hambre que despierta todos los sentidos, voraz, inacabable.

Se miran a los ojos, los labios apenas abiertos, brillantes de expectación.

Van de la mano sobrevolando bandoneones y violines, esquivado paraguas y sombreros.  Se sueltan al toparse con una pareja, juegan con ellos a quien pasa primero; reanudan con un suspiro  la carrera y, ya falta poco,  solo un poquito; y las manos temblorosas que no aciertan con el ojo de la cerradura, y  proba vos que yo no puedo, y el golpe seco de la puerta que se cierra tras ellos; y el sonido de los tacones subiendo de dos en dos las escaleras y...  silencio.  Solo unos segundos, unos segundos nada más. Y entonces el clik clak al caer el vinilo, el ronquido de la púa buscando la pista y ya  llega a la calle la melodía sensual que excita los cuerpos húmedos que arden, el humo chamuscado del pucho mojado sin apagar que alguien al pasar dejó caer a mi lado, la voz áspera, gutural, profunda del Polaco... Y que ganas de llorar en esta tarde gris...

Ya lo había predicho la gitana que  leyó la mano de Abelardito. Ella se lo dijo, lo de la mina de ojos tristes, lo de esta sensación desesperante que los embriaga y los une: lo que ella, la de la mirada triste, simplemente llama Tangurria.
Liliana Bianco



Pintura: Curia, José “Bailate un tango Ricardo”




ME PIERDO

No me gusta salir los días de lluvia. Tal vez mis ancestros campesinos me traicionan. O el mate y la torta frita.                   Tal vez...

En esta vida que llevo ahora corro más rápido que el tiempo. Corro aunque llueva, arrase el viento o me incinere el sol,        y no me gusta.

Ganarle al tiempo es perderle a la vida.
Le gano al tiempo, que no existe. Yo soy vencedora de la nada,    y me pierdo.
Liliana Bianco


El sábado por la mañana ... Mates, pastaflora o pastafrola (como más les guste) casera, (¡Gracias Nelly!) 


                                                 y más lecturas...


Tuvimos presentaciones de libros:
                                                       " Tierra colorada, niña negra"
                                                       "Nanine"
                                                       "Atando mordiscos"
                                                                     de la escritora Teresa de Jesús Soler (Azul)
                                                      "El medallón de mi madre"
                                                                     de la escritora Amanda Giorgio (La Carlota)
                                                      "Guía didáctica 1 y 2"
                                                                     de la escritora María Eugenia Caixach Lahite                                                                                                                                                        (Ituzaingó)

"Cinco obras de teatro"             
               del escritor Andrés Caro Berta (Uruguay)
 "Incineración Interna"
               del escritor Mauricio Moday (City Bell)



ANTOLOGIA


 Diario íntimo de Isabel  (Fragmentos) (Liliana Bianco)
10 de mayo de 1838
Estoy perdida. Este hombre me tiene perdida. Mi mente, mi cuerpo, mi alma se estremece con solo pensar en él. Y no puedo dejar de pensar en él. Y el muy mal nacido hace meses que no se aparece. Siento que dio por terminado todo, como si no le importara nada. Una aventura, eso es lo que fui. Una aventura, una chinita al paso ¿Cómo se me pudo ocurrir que fuera más que eso?
Mi madre tenía razón. Son todos iguales. Cuanto más les das, peor te pagan. Ni siquiera ha respondido a mis misivas. Y yo acá, encerrada entre las paredes de mi casa sin animarme a salir. Tengo la cara desfigurada de tanto llorar. El dolor que siento es inaguantable. Mi herida, profunda. ¡Tengo tanta rabia! Si se pusiera al alcance de mis manos lo mataría, lentamente lo mataría, con mis propias manos lo mataría. Me cobraría todo este sufrimiento que me hace padecer. Tal vez así mi alma se aquiete…
[…]
06 de julio de 1839
Esta noche, como casi todas las noches últimamente,  hubo ruidos en la calle: caballos, persecuciones, tiros, gritos y aspavientos. Golpearon con desesperación la puerta de calle. ¡La Mazorca! Me inundó el espanto hasta que mi mente se recompuso y recordó que el Restaurador no se las veía con las mujeres. Además ¿Por qué yo? Los golpes se seguían con urgencia y me apronté a la puerta y haciendo uso de una extrema audacia, abrí. ¿Cómo explicar mi sorpresa? Él, el doctor, el causante de toda la desgracia de estos últimos meses; él en persona, en cuerpo presente y con el alma deshecha, golpeaba a mi puerta. Había dejado olvidados en algún recóndito espacio su porte distinguido y su garbo. Lo tenía frente a mí, desencajado, hecho una piltrafa, justo frente a mí. Vino a mí, nada menos que a mí, en busca de refugio. El miedo palpitaba estentóreamente en todo ese cuerpo que yo había deseado, que aún deseaba… Lo hubiese abrazado y llenado de besos tan desvalido como estaba. Pero no, ganó el despecho. ¿Entregarlo? ¡De ninguna manera! Lo tenía a mi merced. Pagará un alto precio su abandono.
En un impulso cerré la puerta y apagué el candil. Pasaron de largo. ¿Por cuánto tiempo? ¡Quién podía saberlo! Lo conduje a oscuras al sótano y allí lo dejé. Tenía muchas cosas en que pensar. La vida me lo entregaba en bandeja para que yo, Isabel, hiciera con él lo que me venga en gana. Una extraña satisfacción recorrió mi cuerpo. Mi hora había llegado.
Nuevos golpes en la puerta. Ahora sí. Ahora son ellos. Ahora, Isabel, tu mejor actuación…
[…]
20 de agosto de 1840
Pidió cigarros, unos libros, una navaja para afeitarse. No se cansa de agradecerme y disculparse por todas la molestias que me ocasiona. ¡Pobre infeliz!
Me pidió que le llevara a Scheherezade. Yo soy su Scheherezade, pero él no se da cuenta. Todos los días a la luz del candil le leo las noticias, algunas la invento. Disfruto con su terror al escuchar mis historias. No todas son verdaderas, pero de seguro no están muy lejos de lo que pasa allá afuera.
Badía me visita seguido. Algo huele el mal parido, porque esa de que me festeja no se la creo para nada. Le sigo la corriente al imbécil, hasta ahí, sin un paso de más que me sumerja en un no retorno. Me subestima. El será bueno con el violín, pero lo mío es más sofisticado: lento, morboso, angustiante y largamente placentero; supera con creces un simple degüello.
[…]
17 de octubre de 1853
Hoy ejecutaron a Silveiro Badía. Bien merecido el castigo para ese canalla. Fui a presenciarlo, no me lo iba a perder. Me lo debía por esas interminables visitas a mi casa,  hasta el último día, cuando Urquiza le ganó la partida al tirano. Ni juicio merecía ese carneador de unitarios. Pero lo tuvo. La magnanimidad de este dictador es un buen  contrapunto de su antecesor.
Recuerdo que me excitaba la idea de envenenarlo. Oportunidades me sobraron. Día por medio, a veces una o dos veces por semana, cuando se le pintaba, se caía en la casa. Badía no decía nada pero sospechaba. Hasta se hizo el interesado en mí el muy farsante. Yo lo observaba observar sin pausa, con detenimiento, preguntando cosas al pasar, sin dar puntada sin hilo, queriéndome hacer pisar el palito. Hice bien mi papel. Ese secuaz me subestimó, porque claro, soy mujer, y el muy idiota pensó que podía caer ante su encanto salvaje y ese olor a sangre pegoteada que, aun con su aspecto  impecable, se  percibe. ¡Mirá si era bruto el animal!
Pero así está mejor, mucho mejor, ejecución pública, casi digno diría yo.
El dotorcito todavía sigue en mi sótano. Ya perdió su humanidad. Está totalmente loco, tanto, que hasta su animalidad está atrofiada… me doy cuenta que a veces me aburre. Y este trajín de los baldes, y el olor nauseabundo de ese sótano que se ha tornado en el lugar más inmundo que conozco, y él, que tan ido está que ya ni se da cuenta… Sí. El que no se dé cuenta lo hace menos divertido…
Por ahora va a seguir ahí, hasta que yo, Isabel  Starkey, decida lo contrario.



Taller de escritura creativa, Fiestas de Cumpleaños (con torta y todo), Entrega de premios, Certificados de participación y antologías y esta maravilla que se llama COMPARTIR.

A los organizadores, a los participantes, al personal del hotel, a todos  mi agradecimiento y

¡F E L I C I T A C I O N E S!






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