Liliana Bianco es una Escritora Argentina, de amplia trayectoria en Argentina. Obtuvo premios literarios y es alumna de la Carrera de Formación del Escritor de EMAC (Tres de Febrero). Como escritora publicó este año “Infernum”, libro de cuentos, con alta apreciación de escritores y público en general. Su literatura recorre caminos interiores en búsqueda constante del destino y de nuevos planteos e interrogantes de la vida. Su libro “Infernum” nuclea Artistas Plásticos de gran valía.El libro es también un hecho estético y un pronunciamiento vital.
Ilustración de María Laura Mestri (Art. Plástica)
Entrevista a la Escritora Argentina Liliana Bianco, con motivo de su libro “Infernum”.
-¿Cómo se gestó el libro “Infernum” que es además tu primer libro?
Como todo en la vida surgió de una conjunción de cosas. Cuando en el comienzo del libro Infernum expreso mis agradecimientos, trato de sintetizar ese mundo de ideas.
El año pasado, (2011), trabajamos en El Alberdiguero, el taller que coordina Graciela Montenegro en la Biblioteca San Martín, con Adán Buenos Aires de Leopoldo Marechal. Una de las consignas fue que escribiéramos sobre “el infierno para mí”, en virtud del viaje al inframundo que el autor plantea en su libro. De allí surgió mi Infernum dónde expreso lo que para mí es el infierno, ese que vivimos todos los días, ese que no hay que esperar a morir para experimentarlo, el único posible para mí. Es un relato inconcluso, de allí que figure al pie la leyenda continuará…, ya que no puede hablarse de la existencia de un infierno sin haber sentido el cielo.
Por otro lado, Kelly Gavinoser me decía al pasar: “Fijate, tenés varios cuentos con una misma temática quizá sea hora de hacer algo…” En esos momentos, no le hice caso. Durante las vacaciones, más tranquila, recordé esas palabras y busqué en mis escritos “eso” de lo que Kelly me hablaba…
Luego mi cabeza inició su bombardeo de ideas, y vi las imágenes de otros plasmando lo que para ellos les decía Infernum. Convoqué entonces a artistas plásticos que me asombraron, adelantando el consentimiento, sin conocer una sola letra de lo que había escrito… Fue una experiencia maravillosa que me maravillaba día a día y me volvía a maravillar ante cada obra que me presentaban y…fue una aventura emocionante.
El año pasado, (2011), trabajamos en El Alberdiguero, el taller que coordina Graciela Montenegro en la Biblioteca San Martín, con Adán Buenos Aires de Leopoldo Marechal. Una de las consignas fue que escribiéramos sobre “el infierno para mí”, en virtud del viaje al inframundo que el autor plantea en su libro. De allí surgió mi Infernum dónde expreso lo que para mí es el infierno, ese que vivimos todos los días, ese que no hay que esperar a morir para experimentarlo, el único posible para mí. Es un relato inconcluso, de allí que figure al pie la leyenda continuará…, ya que no puede hablarse de la existencia de un infierno sin haber sentido el cielo.
Por otro lado, Kelly Gavinoser me decía al pasar: “Fijate, tenés varios cuentos con una misma temática quizá sea hora de hacer algo…” En esos momentos, no le hice caso. Durante las vacaciones, más tranquila, recordé esas palabras y busqué en mis escritos “eso” de lo que Kelly me hablaba…
Luego mi cabeza inició su bombardeo de ideas, y vi las imágenes de otros plasmando lo que para ellos les decía Infernum. Convoqué entonces a artistas plásticos que me asombraron, adelantando el consentimiento, sin conocer una sola letra de lo que había escrito… Fue una experiencia maravillosa que me maravillaba día a día y me volvía a maravillar ante cada obra que me presentaban y…fue una aventura emocionante.
- ¿Cómo nació tu vocación de escritora?
No sé si es correcto decir nació. Tal vez despertar sea más apropiado. Como anécdota, puedo contar que de pequeña tuve problemas para expresarme con el habla entonces para horror de mi madre me la pasaba escribiendo las paredes de la casa a puro lápiz de carpintero. Tal vez decir que escribía es una pretensión a tanto garabato, pero algo hablaba dentro de mí y mi mano obedecía. Cuando empecé a dominar el idioma descubrí el poder de la palabra, la importancia de usarla correctamente y lo difícil que podía ser hacerse comprender, aún haciendo buen uso de ellas, para transmitir lo que uno quiere decir. Curiosamente, darme cuenta que las palabras además de su significante podían tener una carga subjetiva, emocional, diferente en los otros, me enseñó el respeto. Esto es grandioso.
A través de mi existencia, varios me alentaron a escribir, cada cual a su manera, pero fueron épocas en las que había cosas más urgentes de las que ocuparse. Luego se acabaron los incendios y se instaló la calma…
A través de mi existencia, varios me alentaron a escribir, cada cual a su manera, pero fueron épocas en las que había cosas más urgentes de las que ocuparse. Luego se acabaron los incendios y se instaló la calma…
- ¿Qué cosmovisión de la vida expones en tu libro? ¿Por qué el título “Infernum”?
Infernum no enseña nada, no tiene esa pretensión. Solo muestra una búsqueda, la búsqueda de la Esencia, del Ser inmanente que vive en cada uno de nosotros, dormido y en vela, esperando que lo descubramos y seamos Uno con él. Y en este punto descubrir que en verdad somos Uno con el Todo y que cada una de nuestras acciones o inacciones repercute no solo en nosotros mismos sino en todo lo que existe. El conócete a ti mismo intenta estar vigente en cada una de sus palabras.
- ¿Qué significado tienen las cartas de tarot en el recorrido interior de ese yo que recorre el mundo en busca de respuestas?
El Tarot, el I Ching, el Tao, las Runas son todos lenguajes simbólicos de nuestra búsqueda interior. Todos hablan de un recorrido cíclico; en espiral sería más apropiado decir. Nuestra vida son ciclos ascendentes que una vez cumplidos vuelven a empezar. Así una y otra vez. Cuando llegamos a nuestro Cenit, nos graduamos y… de vuelta a empezar.
- ¿Qué lugar le diste en tu libro a las imágenes de los pintores que ilustraron cada capítulo?
Las obras que acompañan la palabra de Infernum le dan un giro, una relectura, una interpretación visual, pasado por el tamiz de cada uno de los artistas. Lo complementan y tienden a completarlo. Es como tener dos versiones de lo mismo, lo enriquece. Como todo escrito, como toda imagen, tienen infinitas lecturas. Cada lector completa esta tarea, y allí está la magia.
- ¿Qué plasmaron los artistas plásticos en tu obra literaria?
Su propia visión del relato elegido. En este punto no he interferido en ningún modo y sentido. Infernum quería que ellos se sintieran libres y seguros de lo que expresaran en ellas.
Ilustración de Isabel Tappari
- ¿Qué significado le das a la relación imagen-palabra?
Soy partidaria de la Unidad y esto incluye a las expresiones artísticas, que por sí solas forman una unidad. Por dar solo un ejemplo, cuando uno escribe, la mente está viendo una imagen, escucha una melodía, huele, saborea, el emocional está sintiendo, incluso el cuerpo reacciona a su manera, con todos sus sentidos que juegan tratando de encontrar el modo… entonces uno trata de transmitir a través de la palabra todas esas cosas que van pasando por dentro, de compartirlas con el afuera, sabiendo que ese afuera es el cómplice y tiene la respuesta aunque te la muestre en otro formato. Desde mi modesto punto de vista pasa algo similar con la pintura, la danza, el teatro, la narración…
- ¿Qué caminos interiores empieza a recorrer tu libro?
Algunos de los que conoce a través de la experiencia. El conocimiento teórico es solo un facilitador. El saber sin la acción resulta inocuo.
- ¿Qué significa la literatura para ti?
Es una forma de expresión, de transmitir, de compartir a través de la palabra sensaciones, sentimientos, situaciones, con el otro y que ese otro pueda disfrutar, participar y recrear a su manera. Yo disfruto así la lectura. Parafraseando a Byron, dos horas de lectura pueden cambiar tu estado de ánimo, darle un giro a tu vida, alejarte de las preocupaciones y volver a ellas con otra mirada. Nadie es el mismo después de esto.
- ¿Qué significado le das a tu relación con la Carrera del Escritor en la EMAC de Caseros?
En esta etapa de mi vida, la Carrera de Formación del Escritor es una de mis prioridades. Si bien estoy cursando dentro de mis tiempos, debo reconocer que me ha cambiado la actitud ante el arte de escribir y de leer, ya que ambos son arte; esto ha ampliado mi visión de una manera sorprendente. Gracias a la Escuela, Infernum es un hecho.
- Tus hijos participaron en todo el quehacer de tu libro… ¿Qué significa para vos todo esto?
He recibido el apoyo y el entusiasmo de mis hijos en todo momento. De más está decir que esto es muy importante para mí. Además ellos tienen la posibilidad de verme desde otro ángulo, más rico, más humano si vale el término. También les demuestro que uno puede sacar de su carpeta de pendientes los sueños y las ambiciones que puedan haber quedado atrás y concretarlas. A veces siento que ellos están sorprendidos y orgullosos de esta actividad que estoy desarrollando, sin desmedro de las críticas que ejercen y que por supuesto son bienvenidas, como todas las críticas bienintencionadas que ayudan a crecer. De hecho las espero de parte de mis lectores. Por eso en el libro hay varias direcciones de mail para que puedan contactarse conmigo y hacer lo propio.
- Por último, un pensamiento que exprese tus sentimientos y la filosofía que es el alma de tu libro Infernum.
Uno posee el libre albedrío, la facultad de elegir, aunque algunos sostengan lo contrario. El Universo tiene sus leyes y se cumplen inexorablemente.
Todo lo antedicho está ligado a mis certezas, no tiene intención de adoctrinar ni de convencer a nadie de nada. El camino interior no es el mismo para todos. Todos los caminos son válidos, incluso los que podamos considerar como erróneos. Tal vez estos son los más ricos y provechosos, aunque haya momentos en que no lo veamos así. El que busca encuentra dice un viejo adagio. A mi entender es más importante saber qué es lo que se busca que dónde buscarlo.
Todo lo antedicho está ligado a mis certezas, no tiene intención de adoctrinar ni de convencer a nadie de nada. El camino interior no es el mismo para todos. Todos los caminos son válidos, incluso los que podamos considerar como erróneos. Tal vez estos son los más ricos y provechosos, aunque haya momentos en que no lo veamos así. El que busca encuentra dice un viejo adagio. A mi entender es más importante saber qué es lo que se busca que dónde buscarlo.