miércoles, 23 de noviembre de 2011

Otros ganadores del concurso

JUANCITO

Juancito vivía
en una casita,
cerca del pueblito
llamado: El Carpincho.

Vivía con sus papás,
Y su amiguito Tomás.
era un hermoso gatito,
que jugaba y lo acompañaba
siempre  contento.

Juancito era un niño
Muy aplicado.
Obedecía y ayudaba
a su mamá y a su papá,
iba a la escuela
 y hacía sus deberes.

Tomás, tenía sus amiguitos,
jugaba en los momentos
que Juancito estaba ocupado.
Tomaba su leche y remoloneaba.

A la tarde, Juancito
jugaba a la pelota
con sus amigos.
Después de cumplir
Con sus obligaciones.

Así pasaban sus días
Feliz y contento
Junto a su mamá y a su papá
Con la compañía
De su inseparable
Mascota, Tomás.


Víctor Alberto Jouvardás

GANADORES EN POESÍA INFANTIL (4 PARTICIPACIONES):
1.- primer puesto: "Niño sin Navidad" , seudónimo Sol.
2.- segundo puesto: "Juancito” seudónimo: Ayelen. 

Otros ganadores del Concurso

EL SUEÑO Y KUPANACA

Hola Amiguitos: les voy a contar lo que le pasó a mi amiguito Kupanaca, en un frío invierno allá lejos en un pueblito llamado Almanza. Era un pueblo de pescadores en las costas del mar bravío. Las  noches eran muy largas y los días cortos, y en los inviernos siempre me visitaba mi amiguito Kupanaca cuyo nombre significa Copo de Nieve en su idioma.
            En el pueblo las casitas eran de madera y muy bajitas, por los vientos y el intenso frío. Dentro de ellas sus habitantes hacían fogones con grandes chimeneas para calefaccionarse.
            Una noche siento que me llamaba una voz lejana desde la chimenea y me decía: hola, hola… Amiguito soy Kupanaca y tuve un accidente. Me desperté enseguida y corrí a ver que pasaba y vi.… a mi amiguito enganchado en un alambre, que ataba la chimenea y que estaba caliente. Entonces me pregunté: ¿Qué hago? Asustado y con los ojos llenos de lágrimas, mi corazón palpitaba de tal manera que parecía una locomotora a gran velocidad. No sabía que hacer, hasta que reaccioné. Corrí y busqué un palo de una escoba vieja escondida detrás de la puerta de la cocina, mientras sentía llorar a mi amiguito que se estaba quemando. Llegué y le pegué al alambre, una y otra vez, y vi que se desprendió de la chimenea y con la ayuda del viento logró desprenderse  y seguir su viaje. Desde  aquel momento todos los inviernos pasa por mi ventana saludándome junto a sus amiguitos con mucha alegría de estar vivo.
            Pero que distraído soy, no les dije mi nombre siii ¿Cómo me olvide? Soy el sueño de sus sueños el que cada noche juega con ustedes y les cuento historias y realidades que los divierten y hacen muy pero muy felices, mientras descansan para la nueva jornada.  


Víctor Alberto Jouvardás

GANADORES EN NARRATIVA INFANTIL( 5 PARTICIPACIONES):
1.- primer puesto: "El espantapájaros" ,
2.- segundo puesto: " El sueño y Kupanaca"” seudónimo: Stamina. 

sábado, 12 de noviembre de 2011

sábado, 5 de noviembre de 2011

Eduardo Galeano

Pájaros prohibidos.

Los presos políticos uruguayos no pueden hablar sin permiso, silvar, sonreir, cantar, caminar rápido ni saludar a otro preso. Tampoco pueden dibujar ni recibir dibujos de mujeres embarazadas, parejas, mariposas, estrellas ni pájaros.

1976,en una cárcel del Uruguay. Didasko Pérez, maestro de escuela, torturado y preso por tener "ideas ideológicas", recibe un domingo la visita de su hija Milay, de cinco años. La hija le trae un dibujo de pájaros. Los censores se lo rompen a la entrada de la cárcel.

Al domingo siguiente, Milay le trae un dibujo de árboles. Los árboles no están prohibidos, y el dibujo pasa. Didasko le elogía la obra y le pregunta por los circulitos de colores que aparecen en las copas de los árboles, muchos pequeños círculos entre las ramas:
-¿Son naranjas? ¿Qué frutas son?
La niña le hace callar:
-Ssshhhh.
Y en secreto le explica:
-Bobo. ¿No ves que son ojos? Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas.

Eduardo Galeano

Gracias Teresita!

viernes, 4 de noviembre de 2011

Otros participantes del concurso

CALENDARIO  MIO

ANTENA PARABÓLICA DEL TIEMPO.
CADA MES TIENE SU ENCANTO
SIENDO ENERO Y FEBRERO LOS PRIMEROS
LLENOS DE LUZ CALOR Y DESENFRENO.

CIELO LÍMPIDO, INDESISO O GRISÁSEO
SON MARZO Y ABRIL MIS PREFERIDOS,
TESTIMONIOS DEL Otoño   FRANCO
DESPOJADOS DE SU VESTIDO BLANCO.

SE APROXIMA MAYO DE HISTORIA FANTASEADO
CON AIRE DE HOMBRES INMORTALES
ESPÍRITUS REMINISENTES DEL PASADO
ESPERANDO EL CAMBIO PRESAGIADO.

SON JULIO Y JUNIO SINFONÍA ESPIRITUAL
DE PÁJAROS DE PLATA, AGOBIADOS POR EL FRÍO
AGUA HELADA QUE SE DESPRENDE DE LAS NUBES
CUBRIENDO DE COPOS BLANCOS LOS PINOS MARFILINOS.


SUELO HÚMEDO ENVUELTO EN POLVO MÁGICO
DESHOJADO AGOSTO LLEGA, INTERNÁNDOSE EN EL LLANO
CONTIENE ACURRUCADOS  Y ESCONDIDOS LOS CAPULLOS.
VISTE DE AMARILLO Y NARANJA LA TIERRA DEL PRADO.

ES EL MES ENTRANTE, SETIEMBRE
MARAVILLA DE LA NATURALEZA NÍTIDA,
MOVIMIENTO PURO DE ENERGÍA INDÓCIL
MANANTIAL ESPONTÁNEO DE AGUA LÍMPIDA.

DESPUÉS LLEGAN ARREBÓLOTADOS, OCTUBRE  Y  NOVIEMBRE
CAMBIANTES, CON DÍAS PLENOS DE LUZ,
FLORIDOS Y DULCEMENTE PERFUMADOS
DE FRESCOS PASTOS Y CAPULLOS EN FLOR.

ENIGMÁTICO DICIEMBRE,
DE OLOR HÚMEDO Y MOHO DE BROCAL
MUSA INSPIRADORA DE LOS ÁNGELES
CUANTO TIENES DE VERDE Y DE CORAL .

POR ESO TE DEDICO DOS ESTROFAS,
CON SENDAS DE AMOR Y PEREGRINAS.
MES DEL MÍSTICO MISTERIO DE LA VIDA,
CON AIRE DE MEDITACIÓN PAZ Y ARMONÍA.
Teresita Bonfliglio

GANADORES EN POESÍA (6 PARTICIPACIONES):
1.- primer puesto: "Calendario Mío" , seudónimo Aluminé.
2.- segundo puesto: " Corto poema de la vida"” seudónimo: Viejo Lobo. 

POR AMOR AL ARTE 2011


La inauguración de la muestra
Marcela, mi partenaire

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Otros participantes del concurso

MISION CASI IMPOSIBLE 

Todas las mañanas, se levantaba y escuchaba un disco de Begnamino Gigli: “Mamma son tanto felice… peche ritorno da te…”

Mientras el círculo de pasta rodaba en el tocadiscos, se duchaba. Después se lustraba los zapatos, se servía un café con leche, con mucha leche, y unas galletitas con forma de animalitos. Se vestía y salía.

Esa mañana, la rutina se modificó: la obsesión no lo había dejado dormir. Se prometió que antes del final del día iba a atraparlo. Se puso el sobretodo y el sombrero: un verdadero detective.

El sonido del teléfono lo detuvo. Volvió sobre sus pasos y contestó. Del otro lado de la línea, la voz gastada, pero firme, de una mujer a quien él conocía demasiado. Y en esa voz, el reclamo.

- Sí – balbuceó. Y en esa respuesta, la promesa de que el encuentro con ella iba a ser el primer paso en esa jornada clave.

Caminó varias cuadras por el empedrado. Golpeó la puerta. Ella le abrió. Se fundieron en un abrazo interminable.

Pudo haber comido y bebido: hacía tiempo que no desayunaban juntos; pero la obstinación por atrapar a ese pigmeo era más fuerte que cualquier otra cosa.

- Voy a lograr que confiese por qué viajó de polizón en ese barco. Lo juro. ¡Maldito hombrecito! ¿Cómo se le ocurre subirse al buque sin permiso?

Ella se resignó y lo dejó ir. Pero antes le dio una bolsa.

-Por lo menos, llevate esto para el camino.

Él lo aceptó. La besó en la frente y se fue.

Mientras caminaba, metió la mano en la bolsa y tomó un pancito bien tostado. Lo comió en el momento en que se sumergía en la boca del subte. Sacó algo más.

"¡Mamá! mamita", pensó cuando miraba la taza celeste con la figura del elefantito, "me sirvió la leche en mi vasito preferido: el que no se vuelca. ¡Ahora sí!, con la pancita llena atraparé a ese pequeño villano."

Siguió, ni más ni menos, las indicaciones que le había dado su estimadísimo Van der Logan.

El viejo detective había sido su maestro y mentor. Fue Arístides Van der Logan quien descubrió que, detrás de esa cara impávida, escudada por cristales similares a lupas, se escondía la perspicacia y la destreza necesarias para resolver cualquier caso que se presentara frente a él.

Salió en la estación Miserere. No iba a ser fácil encontrarlo ¡había tanta gente!

Durante horas estuvo escondido detrás del monumento central, del carrito de las garrapiñadas, del puestero de las medias baratas… Finalmente, detectó que,  confundido entre la jauría que llevaba un paseador, soportando mordiscones de ovejeros, weimaraners, dálmatas y chihuahuas, estaba el pequeño hombrecito tratando de huir de la ley. De su ley.

Fue en vano que intentara seguir camuflado con los canes. Inmediatamente lo tomó del collar de cuerina y lo arrancó de la correa del paseador.

- “Confiese, villano”, lo increpó.

El pobre pigmeo, con ojos asustados, entre balbuceos en un idioma desconocido y acaloradas señas para intentar hacerse entender, confesó que era preferible huir como polizón, antes que seguir sometido al matriarcado que reinaba en su tribu lejana.

Lo miró… recordó el vasito celeste, el abrazo matinal, los pancitos calientes, el disco de Gigli que ese día no había escuchado, y lo dejó perderse entre la gente o los perros del paseador.

“No lo entiendo”, se dijo mientras meneaba la cabeza de un lado a otro. “No lo entiendo”.




Sonia Marotto


Gracias Sonia por compartir




MENCIONES ESPECIALES:
"Misión Casi Imposible" seudónimo: La Agente 99
"Sala de Guardia" seudónimo:  Fog
"La Madre destanudos" seudónimo Fredo
"Extraña pasión en el mar": Pupi
"Una carta para Carlitos": Ángelina

La Madre desatanudos




Ato, desato.
Más arriba, más abajo.
En redondo.
De costado.
Fieles seguidores
De sueños enroscados.


Ñudos añudo, Desañudo.
La virgen de los atados.
Espacios quebrados,
Obscuros rincones,
De ojos cerrados.
Ato. Desato. Más desato.
No te preocupes mi niña
Que de nudos
Entiendo un rato.


Nudos añudos.
Desañudos desato.
Libero las cuerdas
Ya hablas, yo hablo.
Libero, liberas.
Pensamientos.
Presagios.
Vuelos libres.
Leves, los pájaros.


Ato, desato.
Más arriba, más abajo
En redondo.
De costado.
Nos llena de paz
La madre de los atados.

Carmen Liliana Bianco

MENCIONES ESPECIALES:
"Misión Casi Imposible" seudónimo: La Agente 99
"Sala de Guardia" seudónimo:  Fog
"La Madre Desatanudos": Fredo
"Extraña pasión en el mar": Pupi
"Una carta para Carlitos": Ángelina

Otros ganadores del concurso

El espantapájaros



    Cuando uno es un niño, hay muchas cosas que te dan miedo: la oscuridad de las habitaciones, las noches de tormenta, los fantasmas. Pero a mí en particular, siempre me han asustado los espantapájaros. Y hasta el día de hoy es algo que no puedo superar. A veces los veo en el campo, cuando voy en mi auto y siento un escalofrío que me recorre la espalda…
   Recuerdo una tarde de verano.  Los veranos en el pueblo eran muy calurosos. Los mayores se habían ido a dormir la siesta, porque según ellos, otra cosa no se podía hacer. Pero para mí, había mil ocurrencias que me gustaba experimentar, sobre todo cuando no había ningún adulto por ahí, juzgando mis aventuras. Solía recorrer el campo, entre los altos maizales, buscando madrigueras de conejos, a quienes desafiaba corriendo más rápido que ellos para ocultarse. Pero ese día, parecía  que los animales del campo habían decidido desaparecer de mi vista y yo caminaba solo por los surcos, sin levantar la cabeza del suelo terroso. Por eso no llegué a ver, hasta que me choqué con él, el alto espantapájaros allí plantado.
   Era un espantajo sujeto a una cruz de madera por los brazos y la cintura, vestido con unos viejos pantalones de jean, una camisa a cuadros cuyos faldones ondeaban al viento y por cuyos puños se escapaba un puñado de paja amarilla. Por cabeza, sólo una bolsa hecha con tela, estrangulada en su cuello y rellena con más paja. En lo que era su cara, unos ojos torpemente pintados de negro y un trazo oscuro por boca que no sonreía.
   Me quedé allí parado, quieto, mirando horrorizado ese monigote que se movía levemente con la brisa del campo. Sólo que en ese momento no soplaba ninguna brisa. Recuerdo que las ramas de la paja que asemejaban manos, se movían de a una, como si fuesen dedos que me quisiesen señalar.
   Entonces corrí lo más rápido que pude, hasta llegar a mi casa casi sin respiración. El corazón parecía salírseme por la boca, y creo que mi garganta emitía un lamento sordo que sólo yo podía oír. Esa noche soñé que el espantapájaros me corría por los campos. Y me desperté a mitad de la noche, mojado en transpiración, gritando y llamando a mis padres. Pero nada me consoló.
   Por unos días, estuve jugando cerca de la casa, temiendo alejarme demasiado y encontrarme de nuevo con…con ese horrible monstruo de paja. Mi padre, siempre atento a mis cosas, me observaba pensativo.
   Una tarde, luego de almorzar, me pidió que lo acompañara. “Demos un paseo”, me dijo. El caso es que comenzamos a caminar hacia los sembrados, yo siempre vigilante de no separarme demasiado, y mi padre conversando de cualquier cosa, hasta que se detuvo, y señalando con el dedo a la distancia me dijo: “Cuando tenía tu edad, siempre me atemorizaba el espantapájaros. Hasta que tu abuelo me dijo cómo luchar contra él”. Mi cara reflejaba todo mi asombro. Atento a sus palabras, balbuceé un tímido “¿Cómo lo harías?” Él,  mirándome muy seriamente me dijo: “En tus sueños, cuando se te aparezca, sólo debes mostrarle una caja de fósforos ¡Eso lo detendrá!”  Quedé pensativo, no imaginaba cómo mi padre sabía de mis terribles pesadillas, si nunca se las había contado. Cuando lo miré a sus ojos, pude ver con claridad que él sabía…
   Esa noche, antes de acostarme, fui a saludarlo y me dijo: “No te olvides de los fósforos”. Mi madre lo miró inquieta, pero frunciendo sus labios, nada dijo. Corrí  a mi dormitorio y desde allí, con las luces apagadas, podía ver por la ventana sombras amenazantes que me acechaban detrás de los cristales. Las ramas de los árboles arañaban los vidrios y el ruido chirriante semejaba una risa maléfica. Sabía que más allá se elevaba amenazante, la figura grotesca de mi monstruo personal. Al cabo de mucho rato, y aferrando fuertemente la caja de fósforos, pude dormirme. Y soñé que estaba en…
   “…el campo, sembradíos a mi alrededor, espigas altas más allá de mi cabeza, y el áspero graznido de los cuervos. La luna, apenas dibujada entre las nubes, mostraba a veces el camino terroso. Pero cuando la oscuridad me envolvía, tropezaba con las raíces que asomaban y más de una vez casi caigo entre ellas. Mi camino me llevó, inexorablemente, hasta los pies del espantapájaros. Levanté la vista despacio, como conjurando el miedo, hasta encontrar esos ojos sin vida que me miraban desde la más profunda oscuridad. Su mano (¿¡Su mano!?) se movió, y yo sabía que deseaba alcanzarme. Entonces, retrocediendo y tropezando y aferrando el corazón que galopaba en mi pecho, recordé el consejo de mi padre. Tomé la caja  y, temblando sin control, traté de encender un fósforo. Miré su cara. Un rictus de su boca, remedo de una sonrisa, empezaba a esbozarse. Lo intenté de nuevo: Esta vez, la débil llama alumbró mi victoria. Levanté todo lo que pude mi brazo y lo mostré al espantajo. Retrocedió, ya no sonreía .Pero de un manotazo quiso apagar mi llama, y una explosión de chispas brotó de su brazo. Y corrí. Corrí sin voltearme hacia mi casa, hacia mis padres, hacia mi libertad…”
   Esa mañana, mientras desayunábamos en la cocina, el peón que cuidaba el campo llegó con una noticia: alguien había quemado el espantapájaros.
   “Vándalos”, dijo mi madre.
   “Justicia” dijo mi padre.

Beatriz Chiesa
Gracias Beatriz por compartir.

 
GANADORES EN NARRATIVA INFANTIL( 5 PARTICIPACIONES):

1.- primer puesto: "El espantapájaros" , seudónimo Bellátrix.
2.- segundo puesto: " El sueño y Kupanaca"” seudónimo: Stamina

ALTA GAMA

Tengo 23 años; una carrera universitaria; dos idiomas comprendidos, leídos y hablados con la mayor fluidez; un cuerpo envidiado o deseado según quien lo juzgue y un interés especial por las ciencias, la tecnología y  las relaciones humanas.
No me gusta el maquillaje más allá de un simple touch que realce, sin exagerar,  lo que más me atrae de mi rostro, y sostengo que la elegancia no se fundamenta  en las marcas ni en el exceso de euros, sino más bien en el buen gusto y un concepto que más tiene que ver con la armonía que con la moda.
Soy una profesional independiente. Manejo mis tiempos, mi trabajo, elijo cuidadosamente a mis clientes bajo la lupa de mis propios códigos, exponiendo los términos contractuales de mis servicios con claridad. En mi profesión, cualquier detalle dejado al azar puede convertirse raudamente en un problema desproporcionado.
Leí una vez:
 Para resolver un pequeño problema se necesita un mínimo de inteligencia.
 Para resolver complejos problemas se necesita, como mínimo, un máximo de optimismo.
Para generarlos, sólo se necesitan pequeños o grandes acomplejados”
 Y yo agrego, parafraseando a Sun Tzu en su obra “El arte de la guerra”,  que el mejor problema es el que se evita.
No me gusta la rutina. Mi trabajo es creativo y esta cualidad se extiende a todos los momentos y ámbitos de mi vida. Pero debo admitir que hay cosas, pequeñas repeticiones diarias, inmensos placeres para mí, que se me brindan y me llaman y sin que me dé cuenta se convierten en el use to de todos los días: los ejercicios al levantarme que conservan la firmeza de mi cuerpo y despejan mi mente; la ducha liberadora; el café, las tostadas y el ordenador en la cocina, de espaldas al sol,  brindándome el catch up de la jornada.
 Mis abultados ingresos no me impiden ver las realidades. Vivo en un pequeño y acogedor piso. No tengo ni licencia ni auto. Me encantan los taxis llevando y trayéndome desde y hacia donde quiera, relajada y fresca. Y como habrá sabido comprender, no cometo excesos con mi vestuario ni en mi arreglo personal. Sé que con el tiempo no podré seguir ejerciendo y debo estar atenta a ese futuro que me espera.
Mi dedicación laboral no excede los tres días semanales, a veces menos. No necesito más. El  servicio que ofrezco es impecable y adecuado a las necesidades de mi selecta clientela. Al imponer mis códigos, ésta se decanta con naturalidad.
Debo mi éxito a mi amiga Sandra que sin quererlo me mostró una posibilidad, generó la idea; a mi visión, que supo traducir una situación cotidiana y simple en un negocio redituable; a un fiel amigo que me abrió la puerta grande de mis primeros contactos; a lo que la naturaleza me dio y mi empeño conserva; al hecho de que realmente disfruto lo que hago y al profesionalismo que le impongo. A partir de esto mi panorama se amplía en lo que aquí llamamos el boca – oreja.
Además los trabajadores independientes contamos en la actualidad con una herramienta sumamente eficaz: la internet. ¿Le dije ya que me aficiona muchísimo la tecnología? ¿Sí? Pues tengo un blog, al que puede acceder si gusta, un diario donde comento mis experiencias de todo tipo, no solo laborales, contacto así con muchísimas personas. Justamente acabo de cerrar un concurso literario de cuentos ad hoc. Se presentaron 38 dentro de las bases propuestas. Son muy buenos, debiera tomarse un tiempito para leerlos.
No soy la única que se desempeña en este campo, ni que hablar. Pero soy casi única en el estilo que le imprimo. Creo, con seguridad, que esto se debe a que en mi caso fue una elección libre, elucubrada (en su significación en desuso), pensada, elaborada; y no porque la necesidad, la vida, alguien o alguienes me empujaran u obligaran  a ello.
Dados los lineamientos legales actuales es mejor que no sepa a qué me dedico con exactitud, aunque estimo que a esta altura ya lo habrá vislumbrado. Sólo le garantizo que mi actividad es de alto standing, con glamour si cupiera el término. Si la ley se pusiera de nuestra parte y legalizara esta antiquísima fuente de trabajo, muchos dejarían de ser explotados, marginados, apaleados por lo más abyecto de la hipocresía que nos rodea. Pero, y en esto estará de acuerdo, estimo, el poder castiga a los supuestos detractores y ampara a los propios en su seno, transgrediéndose a sí mismo.
Disculpe mi lapsus de mala educación, hace rato que estamos hablando y aún no me he presentado.
Soy Bodydulce, para lo que usted quiera y hasta donde yo quiera dar.

Carmen Liliana Bianco
GANADORES EN NARRATIVA (5 PARTICIPACIONES):
1.- primer puesto: "Alta Gama" , seudónimo Carmelita.
2.- segundo puesto: " El Convicto"” seudónimo: Anémona.